Esto significa que la mayoría de los empleados de los hogares sevillanos siguen siendo españoles, algo que no ocurre en el resto de las provincias andaluzas, excepto en Cádiz (47%) y Córdoba (46%).
Con esta cifra, Sevilla está por debajo de la media andaluza (56%) y nacional, ya que en el resto del país, 6 de cada 10 empleados domésticos son extranjeros.
La provincia malagueña se sitúa a la cabeza de Andalucía en cuanto a número de empleados, ya que los 6.066 trabajadores dados de alta suponen el 38% del total de la comunidad, seguida de Sevilla y Granada, con un 21,5% y un 11,4%, respectivamente. En toda Andalucía trabajan 15.913, por detrás de Madrid, Cataluña y Valencia.
Más mujeres
Más de la mitad de estas personas no están dadas de alta en la Seguridad Social, por tanto no tienen derecho a prestaciones y el 93% son mujeres procedentes de Latinoamérica y Marruecos.
La edad media es de 35 años y el nivel de estudios, secundario. La mayoría trabaja de interna y cobra entre 650 y 700 euros al mes.
Andalucía Acoge ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para dar a conocer los problemas del sector y mejorarlos.
Quieren que se les llame empleada y no criada ni sirvienta. Y han pedido al Gobierno que se exija un contrato escrito, con derecho a pagas y a vacaciones, un intervalo entre jornadas de 12 horas y que la afiliación a la Seguridad Social pase de régimen especial a general.
Rafael Banda. Camarero de pisos
«En los hoteles me cierran las puertas por ser un hombre»
La discriminación por sexo no sólo se da en las mujeres. Rafael Banda, camarero de piso, se enfrenta, afirma, «con comentarios sarcásticos» cada vez que acude a un hotel a pedir trabajo.
¿Cuál es su oficio?
Soy camarero de piso: el que ordena y limpia las habitaciones de los hoteles y los salones, ayuda en la lavandería, pasa la aspiradora...
¿Un trabajo de mujeres...?
Eso es lo que piensan en muchos hoteles. He ido a unos 30 y sólo en dos me han permitido ver a la gobernanta. Los recepcionistas se ríen, me dicen que es un empleo de mujeres y hacen comentarios sarcásticos. Simplemente no encuentro trabajo porque soy hombre.
¿Cómo eligió este oficio?
Era camarero de un bar, me quedé en paro y me apunté a un curso del IFE. Hice mis prácticas en Huelva y tengo una carta de recomendación. Me gusta el oficio y decidí venir a Granada porque allí hay más turismo. A. H.
Bio
Rafael tiene 32 años de edad y afirma que los empresarios «parece que para esto prefieren a las mujeres».
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